Muchos son los problemas que ha tenido que afrontar el mundo de la música durante su larguísima trayectoria. Multitud de transformaciones en el sector le han obligado a mutar, cambiar su modo de actuación por completo para salir adelante. Y parece que siempre lo ha conseguido. La música es un factor indispensable en nuestra vida, ninguno nos imaginamos sin ella. Pero, hay un obstáculo que parece difícil, dificilísimo, de salvar.
Hablo del IVA cultural. Esa cruel tasa que asciende al 21% encareciendo discos, conciertos y también teatro, cine, libros... Todo lo relacionado con la cultura, como su propio nombre indica. Esta tasa tan elevada a la cultura es la responsable de que, cada vez, se lleven menos espectáculos a cabo, de que los que se realizan sean más caros y la gente, por tanto, no puedan acceder a ellos. Los discos suben, mejor piratearlo a pagarlo...
Y por este panorama, por este IVA cruel que el gobierno ha impuesto a la cultura, la capital española se queda este año sin Día de la Música.
Se había convertido ya en un clásico, una cita anual que todo el mundo espera, a pesar de su corto recorrido, pues su celebración comenzó en el año 2008. En un comunicado la organización ha afirmado: "Como promotores privados hemos luchado duro estos años atrás desde el "ivazo" cultural y tantos otros obstáculos que no desaparecen". Este año, menos que nunca, los obstáculos no han desaparecido y, así, nos hemos quedado sin Día de la Música en Madrid.
Lo único que podemos hacer es seguir quejándonos, como hasta ahora. Seguir inventando nuevas fórmulas de reivindicación (como el Día sin Música que se va a celebrar por primera vez este año, el 20 de mayo, como forma de protesta contra el IVA cultural), seguir dando guerra, a fin de que alguien escuche las quejas y las tome en consideración.
Esperemos que alguien, alguna mente erudita, alce la cabeza y se dé cuenta de la imposibilidad de mantener esa tasa del 21% que, no solo está matando espectáculos de todo tipo, está matando a la cultura.
Y un mundo sin cultura es un mundo sin alma.